domingo, 5 de mayo de 2013

Cafeína, teína, mateína... ¡Todo es lo mismo!

Hace unos dias, en la puerta de la biblioteca, escuche a un compañero de estudios comentando con sus amigos que él tomaba té porque la cafeina no le sentaba bien y prefería el poder de la teína.
Esto me recordó a algo que leí sobre el tema en el blog de Aventuras y Desventuras de los BK2 y como creo es un tema bastante interesante para todos y no solo de Psicología podemos nutrirnos, os lo reproduzco aquí.

¡ Espero que sea de vuestro agrado e interés !
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Saludos, BK2 y BKdas y lectores varios. Durante mi breve estancia en ese centro de sapiencia que es Cambridge he vuelto a recaer en mi antiguo vicio, rompiendo la moderada línea de tres cafés al día que había logrado mantener durante el último trimestre, y volviendo a sumirme en el pozo de las 6 tazas de café diarias durante un espacio de tiempo prolongado...
Pero no estoy aquí para hablaros de mis miserias. A resultas de un comentario mío sobre esta situación y mi manifiesta adicción al café, una conocida me dijo recientemente "¿Y por qué no tomas té en vez de café?". Ante mi mirada de sorpresa y mi gesto de "¿Y eso en qué cambiaría las cosas?" procede a explicarse: "Si, es que el té tiene teína en vez de cafeína, y es más sana..."
Como parece ser que esto es una creencia popular extendida, me voy a permitir hoy, y sin que sirva de precedente, daros una pequeña disertación de química orgánica y neurobiología, y explicar la constitución y el funcionamiento de los alcaloides psicoactivos, así como sus efectos en el organismo.
Para los perezosos, lo que sigue se puede resumir en dos puntos:
  • La cafeína, la teína, la mateína y la guaranina son la misma molécula
  • No pienso dejar el café
Comencemos hablando de drogas, que sé que os molan... Podríamos definir las substancias psicoactivas como aquellas substancias químicas que actúan principalmente sobre el sistema nervioso central, alterando el funcionamiento del cerebro y produciendo cambios temporales en la percepción, el humor, el estado de consciencia o el comportamiento. Dentro de este grupo de substancias podemos distinguir cuatro familias principales:
  1. Estimulantes: Incrementan el estado de alerta y disminuyen el tiempo de reacción del sistema nervioso. La mayoría de los estimulantes también incrementan la actividad del sistema simpático, lo que puede dar lugar a una sensación de euforia. En seguida hablaremos con más detalle de los estimulantes.
  2. Antipsicóticos: También llamados drogas neurolépticas. Su efecto es el de alterar el humor y la percepción. A menudo se usan clínicamente para prevenir los accesos psicóticos, y de ahí su nombre. Los antipsicóticos más conocidos son los sedantes.
  3. Depresores del sistema nervioso: actúan en el sistema nervioso central incrementando la actividad de un neurotransmisor conocido como ácido gamma-aminobutírico (GABA). La función del GABA es calmar el sistema nervioso central y propiciar el estado de sueño. Las drogas que estimulan la producción de este aminoácido (nótese que el aminoácido NO es la droga, sino que la droga incrementa su actividad) tienen como resultado el enlentecimiento de la actividad cerebral, generalmente asociado a un estado de calma o somnolencia. Por esto, los depresores del sistema nervioso central se prescriben clínicamente para aliviar los síntomas de ansiedad o el insomnio. Ejemplos son el alcohol, la heroína, el cloroformo, o los barbitúricos (valium).
  4. Alucinógenos: Son las drogas que afectan a las cualidades subjetivas de la percepción, el pensamiento o la emoción, resultando en interpretaciones alteradas de los estímulos sensoriales y estados alterados de consciencia y alucinación. Sé que a muchos os gustaría que me extendiera en el tema, pero no he venido a hablar de eso. Algunos ejemplos conocidos son la mescalina (lo que se metían los chamanes indios para hablar con Manitú), el Tetrahidrocannabinol (o THC, el principio activo de los derivados del cannabis) o la atropina (usada en casos de bradicardia para restaurar la función cardiaca).
Estas familias no son mutuamente excluyentes, ya que podemos encontrar sustancias que tienen varios de estos efectos combinados. Por ejemplo, la mescalina es tanto alucinógeno como estimulante, el THC es simultáneamente estimulante, alucinógeno y depresor del sistema nervioso (aunque los efectos depresores son mayores que los estimulantes) o la nicotina es estimulante, ligeramente depresor del sistema nervioso y antipsicótico (que suele ser el efecto más percibido en los fumadores compulsivos).
Dentro de los estimulantes, que son los que nos conciernen hoy, hay cuatro subfamilias:
  1. Inhibidores selectivos de reabsorción de serotonina (SSRI's), que caen en la intersección de los estimulantes con los antipsicóticos y suelen usarse como antidepresivos y para tratar trastornos de personalidad.
  2. Simpatomiméticos, que imitan el efecto de las hormonas adrenalina y noradrenalina. Los estimulantes en su máximo exponente. Ejemplos son la cocaína y las anfetaminas.
  3. Psicodélicos, aquí es donde caen la mescalina y las drogas de diseño. Están en la intersección de los estimulantes con los alucinógenos.
  4. Metilxantinas, son un grupo de alcaloides, con efectos estimulantes y broncodilatadores. Esta es la subfamilia que nos interesa.
La familia de las metilxantinas consta de tres alcaloides diferentes, y aquí llegamos ya al punto que yo queria:
  1. Teofilina, con una forma estructural y efectos farmacológicos similares a los de la cafeína, a los que se debe añadir un efecto broncodilatador, por lo que es frecuente emplearlo en tratamientos del asma. Esta sustancia se haya presente en el té y el café, si bien en cantidades muy reducidas. Su molécula es la siguiente:
  2. Teobromina, molecularmente también es muy similar a la cafeína, y también actúa como estimulante, si bien sus efectos son diferentes, ya que actúa principalmente sobre el humor, y no sobre el estado de alerta. Es el alcaloide primario en la composición del cacao, y puede encontrarse también en pequeñas cantidades en el té (pero no en el café). Este alcaloide es fácilmente metabolizado por los humanos, lo que hace que la intoxicación por teobromina sea prácticamente imposible. Otros mamíferos (perros, gatos) tienen muchas dificultades para metabolizarlo, por lo que es relativamente fácil que se produzca una intoxicación (léase: ¡no le des chocolate a tu perro!). Su molécula es la siguiente:
  3. Cafeína, cuya denominación IUPAC es 1,3,7-trimetil-1H-purina-2,6(3H,7H)-diona, también conocida como metilteobromina, trimetilxantina o 1,3,7-trimetilxantina. Su molécula viene a tener este aspecto:
    Este alcaloide está presente en los granos y hojas de la planta de café, las hojas de té, los granos de cacao, la nuez de cola, la hierba mate, y las bayas de guaraná. Antes de que se identificara esta sustancia como componente común a todas estas plantas se pensaba que eran sustancias diferentes, a las que se les dio el nombre de teína, mateína y guaranina

  4. Resumiendo, la cafeína se encuentra tanto en el café como en el té y el cacao. La teofilina se encuentra sólo de forma residual en el café y el té, y la teobromina se encuentra como alcaloide primario en el cacao y en baja proporción en el té. ¿Conclusión? Lo que diferencia al té del café no es, desde luego, la teofilina, que se encuentra en ambos en proporciones similares y nada significativas. La teobromina, presente en el té y no en el café, podría ser una diferencia, pero generalmente la proporción de cafeína del té suele ser mucho más alta que la de teobromina, por lo que los efectos de esta última pasan desapercibidos, aparte del hecho de que al metabolizar la cafeína, nuestro hígado tranforma parte de ella en teobromina. Tengo que añadir que el té contiene otra sustancia, la teanina que se podría confundir fácilmente con la teína. Sin embargo, la teanina no es un alcaloide, sino un aminoácido derivado de la glutamina. La teanina puede tener efectos ansiolíticos (como depresor del sistema nervioso), si bien se ha demostrado que en dosis inferiores a 200mg no tiene efecto sobre la ansiedad inducida.

    Pero, ¿como actúa la cafeína? La cafeína es completamente absorbida por el estómago y el intestino delgado en menos de 45 minutos, y tiene una vida media aproximada de entre 3 y 4 horas, entendiendo vida media como el tiempo necesario para eliminar la mitad de la cafeína presente en el organismo, si bien este tiempo depende fuertemente de factores como la masa corporal del individuo. En el caso de personas con trastornos del hígado, el tiempo de vida media puede incrementarse hasta las 96 horas. Al metabolizar la cafeína en el hígado se producen tres sustancias, incluyendo teobromina y teofilina. El efecto de la cafeína sobre el sistema nervioso central se produce por inhibición de los receptores de adenosina. La adenosina es un nucleótido estructuralmente similar a la cafeína. La cafeína actúa como antagonista de los receptores de adenosina en el cerebro, por lo que se une a estos rápidamente, impidiendo que lo haga la adenosina, y además sin activar dichos receptores. Esto produce una reducción de la actividad de la adenosina, que se traduce en un incremento de la actividad de la dopamina, un neurotransmisor responsable de la actividad cerebral. Las consecuencias de la actividad incrementada de la dopamina las conocéis todos ;-) Como curiosidad, la dopamina también se segrega como respuesta a situaciones con recompensa inesperada, siendo una de las sustancias responsables del placer (y empleada como mecanismo para asegurar la tendencia a repetir las conductas que proporcionan este placer), esta es una de las causas fundamentales de que la cafeína sea tan adictiva. Se cree que la cafeína también puede incrementar los niveles de adrenalina y serotonina, si bien este incremento debe producirse mediante un mecanismo diferente al que hemos detallado. Un efecto secundario de la inhibición de adenosina es la vasodilatación, que conduce a un incremento de la actividad renal, de donde provienen los efectos diuréticos del café. Puesto que, como ya hemos afirmado, el té también contiene cafeína, lo mismo es aplicable al té.

    ¿A qué se deben entonces las diferencias entre el café y el té? No lo sabría decir, pero desde luego no vienen de que uno tenga cafeína y el otro no. Generalmente la proporción de cafeína varía mucho de unas variedades de té a otro, sin que esto tenga nada que ver con el color del té, por lo que en las variedades con menor proporción de cafeína aumenta la importancia de la teofilina como alcaloide. Sin embargo, esto no nos da lugar a ninguna diferencia significativa. Tomar té nos asegura, por lo general, tomar menos cafeína, no sustituir esta por alguna otra sustancia más beneficiosa. Existe una teoría según la cual la presencia de la teanina en el té puede actuar como inhbidor de la actividad de la cafeína en el té negro, pero no hay estudios concluyentes. Un efecto que sí tiene es el incremento de GABA, lo cual reduce el estado de alerta cerebral. A lo mejor esto contribuye a la creencia popular de que "el té me pone menos nervioso que el café" (si bien personalmente creo que esto se debe a la menor proporción de cafeína, unida al hecho de que el té se toma más diluido, y a un efecto placebo), pero sinceramente, no puedo creer que el consumo simultáneo de dos sustancias, una que aumenta el estado de alerta cerebral y otra que lo disminuye sea sano en manera alguna. Si alguno se ha quedado con ganas de más, el articulo de la wikipedia sobre la cafeína es realmente excelente.

    Concluyendo: que cada uno tome lo que más le guste, pero no me vengáis con razones absurdas de salud...
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2 comentarios:

  1. Interesante. Voy a averiguar mas del tema.

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  2. A mi el café me altera bastante. Me produce cierta taquicardia, fuga de ideas leve y me dificulta la concentración porque me dispersa la atención. Eso, por lo que sea, no me ocurre con el té; y no es un efecto placebo. Saludos.

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